Cómo ACERTAR CON LAS MANDARINAS y comer siempre la última la más rica

Estaba yo el otro día comiéndome unas mandarinas, que no sé cómo se las apañan para que la menos buena sea SIEMPRE la que me como la última, cuándo lo comenté en voz alta, va y me dice mi compañero Nacho, el de los trucos, pues haz lo que hago yo, y oye que sabéis qué os digo, ¡qué es una idea genial!. Y cómo tal, amablemente Nacho la ha explicado con su genial narrativa. Aquí os dejo el truco más sencillo y práctico para acertar siempre con las mandarinas:

«¿Pero qué pasa con las mandarinas?

¿Por qué unas salen dulces, otras no tanto y otras no hay quien se las coma?

   Yo tengo una teoría, creo que es un problema de carácter, hay algunas que lo tienen más agrio porque no han sido tratadas con cariño. Pero la cuestión no es esta, la cuestión es que hacer cuando en primer lugar, te comes una mandarina que está buenísima.

   Normalmente, tengo la costumbre de comerme tres mandarinas y el problema que se me viene encima por comerme una primera mandarina que está estupenda, es si continuar o dejar de comer más. La pega es que soy como los burros esos a los que se les pone una zanahoria delante y tengo en mente comerme tres, así que, me como la segunda. Error, la segunda no está ni pasable, me ha quitado el buen sabor de boca que tenía de la primera, pero no pasa nada, tengo otra oportunidad con la tercera. Aparentemente tiene un aspecto fabuloso, una buena piel, ni fina ni gruesa y además bien ajustada, tan prieta que se le aprecian hasta los gajos. Tiene un color estupendo y al tacto parece estar bien maciza, vamos, lo que viene siendo la Kim Kardashian de las mandarinas.

   Parece que ha sido tratada con mucho cariño, además la tenía reservada para lo último, así que, espero que no me defraude. Otro error, aunque estaba mejor que la segunda, no me acaba de convencer, todavía tengo el vago recuerdo de la primera y no se acerca ni de lejos. 

   ¿Qué hago ahora en estos casos?, pues seguir comiendo hasta llegar al tie break, es decir, llegar a comerme una que me recuerde al sabor de la primera. Esto puede suponer un problema, bien porque te has quedado sin mandarinas antes de llegar al tie break o bien porque te hayas apretado un cocido y ya estas hasta arriba de desengrasar. Esto lo digo porque le sucedió a un amigo que utilizaba la misma táctica que yo. Se comió 16 mandarinas después del cocido que con tanto cariño preparó su madre, a dos mandarinas estuvo de la muerte súbita. Digo yo que ya podían aprender los fabricantes de mandarinas de sus madres, saldrían todas buenísimas.

   En fin, la cosa es que para evitar lo que le pasó a mi amigo, ahora lo que hago es pelar las tres mandarinas y tomar una pequeña muestra de cada una de ellas, lo que viene siendo uno o dos gajos, y a continuación me las tomo dejando para la ultima la mejor de todas. Con esto evitamos el asco que cogió mi amigo a las mandarinas durante unos años y de paso, comemos una fruta que está muy buena.»

Fuente – Nacho. 

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Alicia Rivas
Alicia Rivas

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